Las autoridades mundiales sanitarias vigilan desde diciembre de 2003 el sureste asiático y el temible H5N1, dos letras y dos números con los que se describe uno de los virus de la gripe aviar más agresivos -altamente patógeno- de la historia. Los focos de contagio en las granjas se extendieron desde esa fecha y en semanas por diversos países -Corea, Vietnam, Japón, Tailandia, Camboya, Laos...-. Con esos brotes se detectaron esporádicos casos en humanos, sobre todo, personas que tenían contacto directo con aves de corral.
El temor de que en esa populosa parte del mundo se den las condiciones de una pandemia se mantiene pese al sacrificio de más de 150 millones de aves y las labores preventivas. El paso del virus aviar a los humanos se sigue dando a cuentagotas aunque con resultados fatales por la virulencia del mismo (257 muertos de 421 infectados). Sin embargo, todavía no se ha dado el contagio de persona a persona, la última etapa -las anteriores son que exista un virus nuevo para la cual las personas no están protegidas y que sea virulento- para que literalmente estén dadas las condiciones de una pandemia, una epidemia en todo el mundo.
Esas condiciones, probablemente, se están dando en México, concretamente en el DF, apenas a tres horas de distancia en avión de San Salvador. La aparición de enfermos, por lo general jóvenes saludables, y la transmisión entre seres humanos es lo que mantiene en alerta máxima a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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